No,
cargárselas a tiros no es la solución. Razones:
Es un ser
vivo que siente y por lo tanto su muerte provocada constituye un acto de
crueldad.
Existen
métodos alternativos suficientes, probados e incruentos.
Liarse a
disparar en núcleos habitados (no olvidemos que anidan en zonas urbanas) es
poner en riesgo a los ciudadanos.
Están aquí
y ahora y son una especie exótica catalogada como invasora porque hubo humanos
que en una demostración de estupidez se
las trajeron. Cuando se les pasó el
capricho, que no la idiotez, las soltaron. No es culpa de estos animales que su
presencia suponga un problema, ellas no pidieron hacer turismo a España.
Dicen que
por algunos lugares se escuchan detonaciones. No sabemos si los francotiradores
municipales cuentan con el preceptivo permiso de la Consejería de Medio
Ambiente que corresponda, pero sea o no así yo no quiero ver en mis parques a
gente armada disparando contra quienes aun resultando molestos o dañinos para
el patrimonio no dejan de ser criaturas inocentes que pagan con su vida las
consecuencias del cretinismo mental de algunos humanos para los que lo
verdaderamente exótico es la ética. Y tampoco deseo que mientras estoy en el
sofá de mi salón viendo El Intermedio me entre un proyectil por la ventana.
He dicho
que hay otras opciones contrastadas y utilizadas. Estas son:
Capturas
mediante jaulas trampa o pértigas. Sin muerte posterior, por supuesto, sino que
sean enviados un Centro de Conservación de Especies, como se hace en Madrid. En
el Ayuntamiento de Zaragoza se consiguieron atrapar mediante jaula 25
ejemplares de una colonia de 40 adultos y gracias a eso al año siguiente sólo
se reprodujeron tres parejas. Funciona.
Quimio-esterilizantes.
También en Zaragoza el uso de esta medida evitó en un 80% de los casos una
segunda puesta. Funciona.
Control de
puntos de alimentación, con limpieza de calles y campañas de concienciación
para que no se las alimente. Funciona.
Gestión de
zonas verdes y arbolado con la eliminación de ramas de poda y de nidos. El
Ayuntamiento de Málaga retiró más de cien con el respaldo del Área de Medio
Ambiente y Sostenibilidad. Funciona.
Control
exhaustivo sobre su tráfico ilegal, ya que según el artículo 7 del Real Decreto
630/2013 de 14 noviembre, la cotorra argentina está clasificada dentro del
Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y por lo tanto prohibida su
introducción en el medio natural, transporte, tráfico y comercio, tanto de
ejemplares vivos como muertos. Funciona.
Y paciencia,
no se puede solucionar un problema así de la noche a la mañana pasándose la
madrugada a tiro limpio. Esas medidas son efectivas, está demostrado que
reducen la población y la reproducción evitando el sufrimiento de los animales
y riesgos a los humanos pero requieren tiempo para llegar a la erradicación
total. El remedio no pasa por hacer como en esos ayuntamientos cafres que
llaman a cazadores para que maten a los perros y gatos que deambulan por los
alrededores (como por ejemplo ocurrió en el de Bembribre, en León, iniciativa
para que los escopeteros se presentaron en manada y encantados, claro), sino
por una gestión adecuada, innovadora, continua y propia del siglo XXI y de los
Programas de Protección Animal que vendieron en campaña ciertos equipos de
gobierno, donde por más que se busque no se encuentra ningún apartado que
exalte y defienda la violencia con animales. Y dispararle a las cotorras lo es.
Sí,
paciencia, porque esto es el resultado de un negocio de mascotas “raras”, o
sea, de nuestra inagotable ambición y de un esnobismo con no poco mercado,
explorando ambos de la mano los confines de la imbecilidad y el egoísmo humanos
(no hay otros). Y si los políticos de turno no la tienen que miren un rato al
activismo animalista, donde cada día hacemos gala de una flema y perseverancia
infinitas para entender que no podemos extirpar de un plumazo las atrocidades
de nuestra especie con el resto, pero que poco a poco vamos logrando su
debilitamiento y merma.
Según la Directiva 2009/147/ CE del Parlamento Europeo
relativa a la conservación de las aves silvestres, se indica en el artículo 11
que los Estados miembros velarán por evitar que la eventual introducción de
especies de aves que no vivan normalmente en estado salvaje en el territorio
europeo de los Estados miembros perjudique a la flora y la fauna locales. En
España hubo comerciantes y clientes que se pasaron esta norma por el forro, así
como una administración que no estuvo lo suficientemente atenta para impedirlo.
Que ahora no paguen estas aves con su dolor nuestros errores o infracciones. Ya
está bien de solucionar las cosas matando. Ni ellas merecen ese sufrimiento ni
el Parque Labordeta en Zaragoza o cualquier otro allí donde esté son cotos de
caza.
1 comentario:
Gracias por la información, Julio, añadiré los datos aquí:
"Debemos matar a los animales para gestionar sus poblaciones"
http://www.respuestasveganas.org/2009/12/argumento-cazar-no-es-matar-es.html
Saludos,
David.
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